La Dra. María Dolores López Belchí, Profesora Asociada de la Facultad de Agronomía de la Universidad de Concepción, comenzó su carrera académica trabajando principalmente con los metabolitos secundarios que contienen las plantas y el potencial uso de esos metabolitos. Entre sus investigaciones, ha trabajado en técnicas de encapsulación y con metabolitos que tienen impacto en la agricultura para el desarrollo de bioestimulantes. También ha estudiado estos metabolitos debido a sus funciones clave en el desarrollo vegetal y la producción de alimentos, además de explorar la funcionalidad de estos compuestos bioactivos y su impacto en la salud.
¿Por qué decidió estudiar una carrera de postgrado?
Creo que la mayoría de las personas que entran al postgrado tienen desarrollada cierta curiosidad, en mi caso hacia las ciencias aplicadas. Esa curiosidad te lleva a seguir indagando y a investigar más. El postgrado es una puerta gigantesca que uno abre para ver lo que hay más allá y descubrir un mundo totalmente diferente al del pregrado, donde uno se forma para ser un profesional. En el postgrado, puedes desarrollar un pensamiento o conocimiento que va más allá.
Desde su punto de vista, ¿cuáles son los principales desafíos que enfrentan las investigadoras en sus carreras?
Personalmente, creo que una de las primeras trabas que encuentra una investigadora es el tema familiar, principalmente porque el tener familia y hijos puede ralentizar el desarrollo académico en comparación con los hombres. La carga familiar sigue siendo muy alta en las mujeres. También existen otras trabas que dependen del lugar donde uno trabaje y viva, ya que la mujer tiene diferentes roles en esos espacios y sociedades. Afortunadamente, cada vez hay menos brechas en carreras que antes eran consideradas masculinas, pero aún queda trabajo por hacer.
¿Qué mensaje le daría a futuras generaciones de científicas?
El primer mensaje es para toda la sociedad, no solo para las mujeres. Hay que cambiar ciertos paradigmas de cómo nos comportamos y lo que se espera de una mujer en ciertos ámbitos sociales. Una vez que cambien estas formas de pensar y una mujer no se sienta atada a roles tradicionales, no habrá obstáculos para que puedan realizar cualquier actividad o profesión. Las profesiones no tienen género; uno hace lo que le gusta. Espero que estos paradigmas sociales se rompan desde la infancia, en los colegios, para que no tengan que cuestionarse si lo que hacen es correcto. El desarrollo de un postgrado va muy asociado a la curiosidad, algo que muchas veces se tiene desde muy pequeño. Es importante seguir fomentando esta curiosidad a través de colegios, sociedad, y actividades científicas.
Muchas mujeres han aportado significativamente a campos importantes como las matemáticas, la astronomía y la química, aunque muchas veces sus contribuciones han quedado en la sombra. Espero que en el futuro cercano no tengamos que hablar de mujeres o de hombres, sino de personas interesadas en hacer ciencia, y que las mujeres puedan hacerlo libremente sin tantas dificultades.
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